martes, agosto 15, 2006

Los bolos testigo. Y la vida sigue mientras cambia el mundo.

Los bolos testigo:

Paseando por la Plà de Beret me mostró un amigo geógrafo unos enormes bolos graníticos redondeados por el paso del tiempo que están en medio de la plana. Son bloques enormes de la época glaciar, restos de la morrena de fondo del gran lago de hielo que era aquella plana, de la que derivaban dos lenguas glaciares que iban al Garona y al Noguera. Me mostró otros vestigios de aquella época lejana: las pizarras y calizas pulidas y estriadas por la marcha del glaciar. Pero también me hizo pararme para observar las calizas, con signos evidentes de un kars anterior a la época glaciar, cuando esas calizas sufrieron continuos aguaceros.

En un solo lugar, hoy verde pradera, me dio mi amigo una lección práctica del cambio climático. En ambas épocas había vida. Y eran épocas frías y cálidas.

Yo pensé en lo vano de las preocupaciones por el cambio climático de algunos, como si ellos pudiesen cambiar el orden de las cosas. Nos hemos arrogado la imposible tarea de titanes de fijar el clima tal como lo conocemos.

Nuestra tarea es más bien la de todas las épocas que nos precedieron mientras hubo hombres sobre la tierra: hacer de la tierra un lugar habitable. Tenemos más medios que entonces, y vivimos más angustiados porque nos hemos olvidado de la providencia.

frid

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