martes, agosto 29, 2006

Reflexiones de amor de Tomás Moro: Sobre las penas eclesiásticas.

Reflexiones de amor. Sobre las penas eclesiásticas.

No hay autoridad en la tierra que ponga una pena con la finalidad de retirarla en el momento que el culpable se manifieste arrepentido, lo más que hacen es considerar esa conducta un dirimente de culpa, no eximente de sufrir condena. La Iglesia, nuestra madre, siempre está dispuesta para aplicar el perdón divino.

Y así entiende Tomás Moro, en “La agonía de Cristo”, el gesto de Cristo cuando corrige a Pedro al arrancar la oreja a Malco, criado del Sumo Sacerdote. Primero cura al infeliz, después del dice que devuelva la espada a su vaina, que el que a hierro mata a hierro muere, y que él bien podría haber llamado a una legión de ángeles en su defensa.

Y es como si Jesús dijese a la Iglesia: “Tan lejos estoy de desear que hagas uso de la espada de hierro (que pertenece a la autoridad secular) que pienso asimismo que la espada espiritual (cuyo manejo os pertenece) no debe ser desenvainada con mucha frecuencia. Pero manejad con gran energía la espada de la palabra, cuyo tajo, como el bisturí, hace posible que salga el pus, y cura, ciertamente hiriendo. Por lo que se refiere a la maciza y peligrosa espada de la excomunión, deseo permanezca escondida en el estuche de la misericordia a no ser que una necesidad urgente y grave requiera sea desenvainada”.

Este modo de proceder se constata en la acción, acorde a la cultura de la época, de las inquisiciones católica y protestante. Basta hacer una sencilla comparación de las víctimas que cada una se cobró para saber donde se encontraba mayor misericordia.

También basta ver cómo defiende la Iglesia católica la vida: con la palabra; dando criterios que, después, los poderes públicos, si fuesen justos, deberían aplicar en sus ordenamientos jurídicos.

frid

Reflexiones de amor de Tomás Moro: Nuestra actitud al rezar ¿quién la soportaría?

Reflexiones de amor. Nuestra actitud al rezar ¿quién la soportaría?

Curiosa paradoja: ante cualquier poder humano de la tierra estamos tensos y despiertos cuando nos recibe en audiencia. Ante Dios Todopoderoso, nos presentamos con sueños y bostezos. Debe amarnos mucho Dios porque aún así nos escucha y nos concede lo que le pedimos.

Dice Tomás Moro en La Agonía de Cristo, ahondando en la paradoja de nuestro estado de ánimo al orar: “Imaginad, si queréis, que habéis cometido un crimen de alta traición contra un príncipe o contra alguien que tiene vuestra vida en sus manos, pero tan misericordioso que está dispuesto a calmar su indignación si os ve arrepentidos y en actitud de humilde súplica. Imaginad que está decidido a conmutar la sentencia de muerte por una multa, o incluso, a perdonar del todo la ofensa con la sola condición de que le mostréis indicios convincentes de vergüenza y dolor. Suponed ahora que, llevados ante la presencia del príncipe, os adelantáis y empezáis a hablar descuidadamente, sin interés alguno, como a quien no le importa nada lo que pasa; mientras él está quieto en su sitio y escucha con atención, vosotros os movéis paseando de aquí para allá mientras exponéis vuestra situación. Cansados de deambular os sentáis en una silla; o si la cortesía y educación exige que os rebajéis y arrodilléis en el suelo, mandáis primero que alguien venga y coloque un buen almohadón bajo las rodillas; o mejor todavía, le pedís que traiga un reclinatorio con más almohadillas para que apoyéis los codos. Luego empezáis a bostezar, a desperezaros, a estornudar, y a escupir y eructar, sin más cuidado, los vapores de la glotonería. En fin, comportaros de tal modo que pueda el príncipe ver con claridad en vuestro rostro, en vuestra voz, en vuestros gestos y en todo vuestro porte corporal que mientras a él os dirigís estáis con la cabeza en cosa y asunto muy distinto. Decidme: ¿qué de bueno podéis esperar de tal modo de rogar?”

Reflexiones de amor de Tomás Moro: La angustia de Cristo en el huerto ¿a quién aprovecha?

Reflexiones de amor. La angustia de Cristo en el huerto ¿a quién aprovecha?

Cuando Cristo siente angustia, suda sangre e implora a su Padre: “si es posible, aparta de mí este cáliz” está dando fortaleza a los débiles, a aquellos que sentimos el miedo y lo tenemos que superar.

Así dice Tomás Moro en “La agonía de Cristo”: “No quiso (Cristo) que sus discípulos no rechazaran nunca la muerte, sino, más bien, que nunca huyeran por miedo de aquella muerte “temporal”, que no dudará mucho, para ir a caer, al renegar de la fe, en la muerte eterna. Quería que los cristianos fuesen soldados fuertes y prudentes, no tontos e insensatos. El hombre fuerte aguanta y resiste los golpes, el insensato ni los siente siquiera. Sólo un loco no teme las heridas, mientras que el prudente no permite que el miedo al sufrimiento le separe jamás de una conducta noble y santa. Sería escapar de unos dolores de poca monta para ir a caer en otros mucho más dolorosos y amargos.

(...) Parece como si Cristo se sirviera de su propia agonía para hablarte con vivísima voz:

Ten valor, tú que eres débil y flojo, y no desesperes. Estás atemorizado y triste, abatido por el cansancio y el temor al tormento. Ten confianza. Yo he vencido al mundo, y al pesar de ello sufrí mucho más por el miedo y estaba cada vez más horrorizado a medida que se avecinaba el sufrimiento. Deja que el hombre fuerte tenga como modelo mártires magnánimos, de gran valor y presencia de ánimo. Deja que se llene de alegría imitándolos. Tú, temeroso y enfermizo, tómame a Mí como modelo”.

Reflexiones de amor de Tomás Moro: Divina paradoja.

Reflexiones de amor. Divina paradoja.

Divina paradoja: Cristo se muestra bien visible hablando con pecadores y publicanos, y sin embargo, busca la soledad de la noche para entregarse en oración por la humanidad necesitada.

Dice Tomás Moro en “La Agonía de Cristo”: "Mientras tristes y amargados rezaban los hipócritas en las esquinas de las plazas para ser vistos por los hombres, El, apacible y amable, almorzaba con pecadores para ayudarles a cambiar sus vidas. Y, además, solía pasar la noche rezando al descubierto, bajo el cielo, mientras el fariseo hipócrita roncaba a pierna suelta en la blandura de su lecho. ¡Ojalá aquellos de nosotros que, esclavizados en tan forma por la pereza no podemos imitar este ejemplo de nuestro salvador, tuviéramos, por lo menos, el deseo de traer a la memoria –precisamente mientras nos damos la vuelta en la cama medio dormidos- estas sus noches enteras en oración! Ojalá aprovecháramos esos momentos mientras esperamos al sueño para dar gracias a Dios, para pedirle más gracias y para condenar nuestra apatía y pereza. Estoy seguro de que si hiciéramos el propósito de adquirir el hábito e intentarlo aunque sólo fuera un poco, pero con constancia, en breve tiempo nos concedería Dios dar un gran paso y aumentar el fruto”

sábado, agosto 26, 2006

Quién diera bien los nombres a los hombres

Sobre los nombres

Dios le dió a Adán el poder de nombrar a los animales, y lo debió de perder sólo en parte, porque un león lo dice todo con el nombre. En el cielo habrá leones que se llamarán así. Y, qué menos que el nombre de los hijos. Pero en ese último caso, todos tienen un nombre secreto que a veces de desvela, como en el caso de Pedro. Porque tienen dos misiones, la humana y la divina; van juntas de la mano pero no siempre. Algunos se empeñan en hacer sólo su historia, la humana... y acaban vacíos. Otros sin darse cuenta, por hacer lo natural, hacen las dos y son muy felices. Pero hay algunos a los que se les desvela el nombre divino y son como Pedro, Francisco, Teresa, y esos son los hombres de Dios, a los que honramos como santos.. No abandonan el mundo pero lo ven con los ojos divinos y son felices y hacen a los demás felices. Son la sal del mundo.

Cuando le damos el nombre a un niño hacemos algo grande, y más si le ayudamos -pasado el tiempo- a encontrar su nombre divino.

frid

Amor verdadero: una búsqueda necesaria

Necesidad del verdadero amor


La sociedad occidental está inmersa en la nueva religión de la superficialidad que supone el culto al cuerpo, la adorable ocupación de dar una buena imagen y el insaciable deseo de convertir el sexo en una mística del vacío, este hecho se nata más acentuado durante el verano. Ante esta situación es urgente "reafirmar el amor verdadero”, esta es la receta de Monseñor Francisco Pérez González, quien ha afirmado que "cuando se margina de la propia vida a Dios, todo está permitido. Una inmanencia sin el sentido trascendente se convierte en una sepultura llena de vacío". Afirmación con la que estoy totalmente de acuerdo.

Estas palabras me han hecho pensar y me han recordado la carta encíclica del Papa, Benedicto XVI, y es que el mundo no cambiará si no hay personas capaces de amar. Lo vemos en todas las guerras, pero especialmente en la actual del Líbano, es una guerra provocada por el odio, también los vemos en los incendios de Galicia y el odio de algunos partidos políticos. Sólo el amor lleno de fe y la fe llena de caridad harán posible el milagro que todos esperamos de un mundo mejor.

Jesús Domingo

Educar desde el ejemplo es más seguro

Educar desde el ejemplo

En todas las fases de vida intervienen unos criterios previos que uno tiene ya formados antes de actuar, escoger unos medios u otros.

Los valores se toman de los fines de la acción y, a menudo, esos fines son los valores que cada uno tiene. Si resulta que de los valores que yo tenga depende lo que tome por verdad o bien para mi vida, es apremiante preguntarse cuáles son los valores por los que cada uno se rige.

El hombre necesita tener alguien a quien parecerse, a quien admirar e imitar. Los héroes son personas que vivieron una vida llena de plenitud y significado: llegaron, por así decir, a una cota muy alta de humanidad, y por eso atraen.

Por desgracia hoy en día los modelos que nos presentan se han diversificado: deportistas, famosos del mundo del espectáculo, de la moda, de la política de la gran empresa, etc. Muchos o casi todos de los más influyentes en el hombre no debieran ser esos triunfadores, sino ejemplos más cercanos a la vida cotidiana y que penetran en la intimidad.

Los modelos familiares, los profesores, los amigos y aquellas personas a quienes llegamos a admirar a través de una relación estable. Porque estos son, los que en realidad tienen la posibilidad de construir desde su ejemplo a mujeres y hombres con grandes valores.

Elena Baeza

Es necesaria la madre en casa? Conversación en el autobús

Conversación en el autobús


Una señora que tenía al lado en el autobús, se dirigió a mí: Fíjese, la chica de ahí delante puso excusas para no ceder su asiento a esa anciana de movilidad reducida, y va en los asientos reservados para esos casos.¡Qué morro! Hoy no hay... No hay lo que debería haber -le respondí-. No, no hay principios; por el gesto y la expresión de sus ojos..., no sé qué gente será- siguió-. De cuidado, sin duda- me atreví a responderle-. Por como va vestida -continuó-, reconozco que es la que lleva a unas niñas al colegio. Hoy, por tener más dinero, algunas entregan a sus hijos a cualquiera- le comenté-. Algunas es por necesidad, pero no todas; muchas, por tener un “pingo” más; yo dejé el trabajo- aseveró-. ¿Tiene usted carrera?-me atreví a preguntarle, pues parecía cercana-. Soy perito...y trabajé antes de casarme y hasta que nacieron mis hijas; entonces lo dejé, ahora ya no viven conmigo y no se dan cuenta. Pero seguro que le queda mucha paz -le dije-. Eso sí, y si hubiera continuado trabajando..., ¿qué habría adelantado con poder comprarme un “pingo” más? Me gusta poco salir de compras; muchas no se dan cuenta de que, según está la vida, hay que darles más dedicación a los hijos, que ahora hay mucho libertinaje. Mire –prosiguió-, cuando llegan a casa del trabajo, están “estragadas” y en la cocina sólo se oyen voces; se ponen nerviosas y riñen porque quieren hacer muchas cosas; a todo no pueden atender, así no hay orden.

Hoy bastantes mujeres –según las estadísticas– van tomando conciencia de la importancia de la dedicación a la familia, sobre el trabajo exterior. A mí me ha tocado salir a trabajar, y mi marido cogió el nocturno para no dejar a los niños tanto tiempo en manos extrañas. Como profesora, he compadecido a tantos niños pobres de la compañía de sus padres; suele notárseles en la desorientación y el escaso aprovechamiento académico.

Josefa Morales

miércoles, agosto 23, 2006

Cantar de los Cantares. Cantar octavo.

Cantar de los Cantares.

Cantar 8

1. ¡Ah, si fueras tú un hermano mío, amamantado a los pechos de mi madre !Podría besarte, al encontrarte afuera, sin que me despreciaran.

2. Te llevaría, te introduciría en la casa de mi madre, y tú me enseñarías. Te daría a beber vino aromado, el licor de mis granadas.

3. Su izquierda está bajo mi cabeza, y su diestra me abraza.

4. Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, no despertéis, no desveléis al amor, hasta que le plazca.

5. ¿Quién es ésta que sube del desierto, apoyada en su amado? Debajo del manzano te desperté, allí donde te concibió tu madre, donde concibió la que te dio a luz.

6. Ponme cual sello sobre tu corazón, como un sello en tu brazo. Porque es fuerte el amor como la Muerte, implacable como el seol la pasión. Saetas de fuego, sus saetas, una llama de Yahveh.

7. Grandes aguas no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo. Si alguien ofreciera todos los haberes de su casa por el amor, se granjearía desprecio.

8. Tenemos una hermana pequeña: no tiene pechos todavía. ¿Qué haremos con nuestra hermana el día que se hable de ella?

9. - Si es una muralla, construiremos sobre ella almenas de plata si es una puerta, apoyaremos contra ella barras de cedro.

10. - Yo soy una muralla, y mis pechos, como torres. Así soy a sus ojos como quien ha hallado la paz.

11. Salomón tenía una viña en Baal Hamón. Encomendó la viña a los guardas, y cada uno le traía por sus frutos mil siclos de plata.

12. Mi viña, la mía, está ante mí; los mil siclos para ti, Salomón; y doscientos para los guardas de su fruto.

13. ¡Oh tú, que moras en los huertos, mis compañeros prestan oído a tu voz: ¡deja que la oiga!

14. ¡Huye, amado mío, sé como la gacela o el joven cervatillo, por los montes de las balsameras!


Cantar de los Cantares. Cantar séptimo.

Cantar de los Cantares.

Cantar 7

1. ¡Vuelve, vuelve, Sulamita, vuelve, vuelve, que te miremos! ¿Por qué miráis a la Sulamita, como en una danza de dos coros?

2. ¡Qué lindos son tus pies en las sandalias, hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como collares, obra de manos de artista.

3. Tu ombligo es un ánfora redonda, donde no falta el vino.Tu vientre, un montón de trigo, de lirios rodeado.

4. Tus dos pechos, cual dos crías mellizas de gacela.

5. Tu cuello, como torre de marfil. Tus ojos, las piscinas de Jesbón, junto a la puerta de Bat Rabbim. Tu nariz, como la torre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco.

6. Tu cabeza sobre ti, como el Carmelo, y tu melena, como la púrpura; ¡un rey en esas trenzas está preso!

7 . ¡Qué bella eres, qué encantadora, oh amor, oh delicias!

8 .Tu talle se parece a la palmera, tus pechos, a los racimos.

9. Me dije: Subiré a la palmera, recogeré sus frutos. ¡Sean tus pechos como racimos de uvas, el perfume de tu aliento como el de las manzanas,

10. tu paladar como vino generoso! El va derecho hacia mi amado, como fluye en los labios de los que dormitan.

11. Yo soy para mi amado, y hacia mí tiende su deseo.

12. ¡Oh, ven, amado mío, salgamos al campo! Pasaremos la noche en las aldeas.

13. De mañana iremos a las viñas; veremos si la vid está en cierne, si las yemas se abren, y si florecen los granados. Allí te entregaré el don de mis amores.

14. Las mandrágoras exhalan su fragancia. A nuestras puertas hay toda suerte de frutos exquisitos. Los nuevos, igual que los añejos, los he guardado, amado mío, para ti.

Cantar de los Cantares. Cantar sexto.

Cantar de los Cantares.

Cantar 6

1. ¿A dónde se fue tu amado, oh la más bella de las mujeres? ¿A dónde tu amado se volvió, para que contigo le busquemos?

2. Mi amado ha bajado a su huerto, a las eras de balsameras, a apacentar en los huertos, y recoger lirios.

3. Yo soy para mi amado y mi amado es para mí: él pastorea entre los lirios.

4. Hermosa eres, amiga mía, como Tirsá, encantadora, como Jerusalén, imponente como batallones.

5 .Retira de mí tus ojos, que me subyugan .Tu melena cual rebaño de cabras que ondulan por el monte Galaad.

6. Tus dientes, un rebaño de ovejas, que salen de bañarse. Todas tienen mellizas, y entre ellas no hay estéril.

7. Tus mejillas, como cortes de granada a través de tu velo.

8. Sesenta son las reinas, ochenta las concubinas, (e innumerables las doncellas).

9 .Única es mi paloma, mi perfecta. Ella, la única de su madre, la preferida de la que la engendró .Las doncellas que la ven la felicitan, reinas y concubinas la elogian:

10. "¿Quién es ésta que surge cual la aurora, bella como la luna, refulgente como el sol, imponente como batallones?"

11. Al nogueral había yo bajado para ver la floración del valle, a ver si la vid estaba en cierne, y si florecían los granados.

12. ¡Sin saberlo, mi deseo me puso en los carros de Aminadib!

13

Cantar de los Cantares. Cantar quinto.

Cantar de los Cantares.

Cantar 5

1. Ya he entrado en mi huerto, hermana mía, novia; he tomado mi mirra con mi bálsamo, he comido mi miel con mi panal, he bebido mi vino con mi leche. ¡Comed, amigos, bebed, oh queridos, embriagaos!

2. Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡La voz de mi amado que llama!: "¡Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi perfecta! Que mi cabeza está cubierta de rocío y mis bucles del relente de la noche."

3. - "Me he quitado mi túnica, ¿cómo ponérmela de nuevo? He lavado mis pies, ¿cómo volver a mancharlos?"

4. ¡Mi amado metió la mano por la hendedura; y por él se estremecieron mis entrañas.

5. Me levanté para abrir a mi amado, y mis manos destilaron mirra, mirra fluida mis dedos, en el pestillo de la cerradura.

6. Abrí a mi amado, pero mi amado se había ido de largo. El alma se me salió a su huida .Le busqué y no le hallé, le llamé, y no me respondió.

7 .Me encontraron los centinelas, los que hacen la ronda en la ciudad. Me golpearon, me hirieron, me quitaron de encima mi chal los guardias de las murallas.

8 . Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, si encontráis a mi amado, ¿qué le habéis de anunciar? Que enferma estoy de amor.

9. ¿Qué distingue a tu amado de los otros, oh la más bella de las mujeres? ¿Qué distingue a tu amado de los otros, para que así nos conjures?

10. Mi amado es fúlgido y rubio, distinguido entre diez mil.

11. Su cabeza es oro, oro puro; sus guedejas, racimos de palmera, negras como el cuervo.

12. Sus ojos como palomas junto a arroyos de agua, bañándose en leche, posadas junto a un estanque.

13. Sus mejillas, eras de balsameras, macizos de perfumes .Sus labios son lirios que destilan mirra fluida.

14. Sus manos, aros de oro, engastados de piedras de Tarsis .Su vientre, de pulido marfil, recubierto de zafiros.

15. Sus piernas, columnas de alabastro, asentadas en basas de oro puro. Su porte es como el Líbano, esbelto cual los cedros.

16. Su paladar, dulcísimo, y todo él, un encanto. Así es mi amado, así mi amigo, hijas de Jerusalén.

Cantar de los Cantares. Cantar cuarto.

Cantar de los Cantares.

Cantar 4

1. ¡Qué bella eres, amada mía, qué bella eres! Palomas son tus ojos a través de tu velo; tu melena, cual rebaño de cabras, que ondulan por el monte Galaad.

2. Tus dientes, un rebaño de ovejas de esquileo que salen de bañarse: todas tienen mellizas, y entre ellas no hay estéril.

3. Tus labios, una cinta de escarlata, tu hablar, encantador.Tus mejillas, como cortes de granada a través de tu velo.

4. Tu cuello, la torre de David, erigida para trofeos: mil escudos penden de ella, todos paveses de valientes.

5. Tus dos pechos, cual dos crías mellizas de gacela, que pacen entre lirios.

6. Antes que sople la brisa del día, y se huyan las sombras, me iré al monte de la mirra, a la colina del incienso.

7. ¡Toda hermosa eres, amada mía, no hay tacha en ti!

8. Ven del Líbano, novia mía, ven del Líbano, vente. Otea desde la cumbre del Amaná, desde la cumbre del Sanir y del Hermón, desde las guaridas de leones, desde los montes de leopardos.

9. Me robaste el corazón, hermana mía, novia, me robaste el corazón con una mirada tuya, con una vuelta de tu collar.

10. ¡Qué hermosos tus amores, hermosa mía, novia! ¡Qué sabrosos tus amores! ¡más que el vino! ¡Y la fragancia de tus perfumes, más que todos los bálsamos!

11. Miel virgen destilan tus labios, novia mía.Hay miel y leche debajo de tu lengua; y la fragancia de tus vestidos, como la fragancia del Líbano.

12. Huerto eres cerrado, hermana mía, novia, huerto cerrado, fuente sellada.

13. Tus brotes, un paraíso de granados, con frutos exquisitos:

14. nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso, mirra y áloe, con los mejores bálsamos.

15. ¡Fuente de los huertos, pozo de aguas vivas, corrientes que del Líbano fluyen!

16. ¡Levántate, cierzo, ábrego, ven! ¡Soplad en mi huerto, que exhale sus aromas! ¡Entre mi amado en su huerto y coma sus frutos exquisitos!

Cantar de los Cantares. Cantar tercero.

Cantar de los Cantares.

Cantar 3

1. En mi lecho, por las noches, he buscado al amor de mi alma. Busquéle y no le hallé.

2. Me levantaré, pues, y recorreré la ciudad .Por las calles y las plazas buscaré al amor de mi alma. Busquéle y no le hallé.

3. Los centinelas me encontraron, los que hacen la ronda en la ciudad: "¿Habéis visto al amor de mi alma?"

4. Apenas habíalos pasado, cuando encontré al amor de mi alma. Le aprehendí y no le soltaré hasta que le haya introducido en la casa de mi madre, en la alcoba de la que me concibió.

5. Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas, por las ciervas del campo, no despertéis, no desveléis al amor, hasta que le plazca.

6. ¿Qué es eso que sube del desierto, cual columna de humo sahumado de mirra y de incienso, de todo polvo de aromas exóticos?

7. Ved la litera de Salomón. Sesenta valientes en torno a ella, la flor de los valientes de Israel:

8. todos diestros en la espada, veteranos en la guerra. Cada uno lleva su espada al cinto, por las alarmas de la noche.

9. El rey Salomón se ha hecho un palanquín de madera del Líbano.

10. Ha hecho de plata sus columnas, de oro su respaldo, de púrpura su asiento; su interior, tapizado de amor por las hijas de Jerusalén.

11. Salid a contemplar, hijas de Sión, a Salomón el rey, con la diadema con que le coronó su madre el día de sus bodas, el día del gozo de su corazón.

Cantar de los Cantares. Cantar segundo

Cantar de los Cantares.

Cantar 2

1. - Yo soy el narciso de Sarón, el lirio de los valles.

2 .- Como el lirio entre los cardos, así mi amada entre las mozas.

3. - Como el manzano entre los árboles silvestres, así mi amado entre los mozos. A su sombra apetecida estoy sentada, y su fruto me es dulce al paladar.

4. Me ha llevado a la bodega, y el pendón que enarbola sobre mí es Amor.

5. Confortadme con pasteles de pasas, con manzanas reanimadme, que enferma estoy de amor.

6. Su izquierda está bajo mi cabeza, y su diestra me abraza.

7. - Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas, por las ciervas del campo, no despertéis, no desveléis al amor, hasta que le plazca.

8. ¡La voz de mi amado! Helo aquí que ya viene, saltando por los montes, brincando por los collados.

9. Semejante es mi amado a una gacela, o un joven cervatillo. Vedle ya que se para detrás de nuestra cerca, mira por las ventanas, atisba por las rejas.

10. Empieza a hablar mi amado, y me dice: "Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente.

11. Porque, mira, ha pasado ya el invierno, han cesado las lluvias y se han ido.

12. Aparecen las flores en la tierra, el tiempo de las canciones es llegado, se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra.

13. Echa la higuera sus yemas, y las viñas en cierne exhalan su fragancia. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente!

14. Paloma mía, en las grietas de la roca, en escarpados escondrijos, muéstrame tu semblante, déjame oír tu voz; porque tu voz es dulce, y gracioso tu semblante."

15. Cazadnos las raposas, las pequeñas raposas que devastan las viñas, pues nuestras viñas están en flor.

16. Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado: él pastorea entre los lirios.

17. Antes que sople la brisa del día y se huyan las sombras, vuelve, sé semejante, amado mío, a una gacela o a un joven cervatillo por los montes de Béter.

Cantar de los Cantares. Cantar primero

CANTAR DE LOS CANTARES

Cantar 1

1. Cantar de los cantares, de Salomón.

2. ¡Que me bese con los besos de su boca! Mejores son que el vino tus amores;

3. mejores al olfato tus perfumes; ungüento derramado es tu nombre, por eso te aman las doncellas.

4. Llévame en pos de ti: ¡Corramos! El Rey me ha introducido en sus mansiones; por ti exultaremos y nos alegraremos. Evocaremos tus amores más que el vino; ¡con qué razón eres amado!

5. Negra soy, pero graciosa, hijas de Jerusalén, como las tiendas de Quedar, como los pabellones de Salmá.

6. No os fijéis en que estoy morena: es que el sol me ha quemado. Los hijos de mi madre se airaron contra mí; me pusieron a guardar las viñas, ¡mi propia viña no la había guardado!

7. Indícame, amor de mi alma, dónde apacientas el rebaño, dónde lo llevas a sestear a mediodía, para que no ande yo como errante tras los rebaños de tus compañeros.

8. Si no lo sabes, ¡oh la más bella de las mujeres!, sigue las huellas de las ovejas, y lleva a pacer tus cabritas junto al jacal de los pastores.

9. A mi yegua, entre los carros de Faraón, yo te comparo, amada mía.

10. Graciosas son tus mejillas entre los zarcillos, y tu cuello entre los collares.

11. Zarcillos de oro haremos para ti, con cuentas de plata.

12. - Mientras el rey se halla en su diván, mi nardo exhala su fragancia.

13. Bolsita de mirra es mi amado para mí, que reposa entre mis pechos.

14. Racimo de alheña es mi amado para mí, en las viñas de Engadí.

15. - ¡Qué bella eres, amada mía, qué bella eres! ¡Palomas son tus ojos!

16. - ¡Qué hermoso eres, amado mío, qué delicioso! Puro verdor es nuestro lecho.

17. - Las vigas de nuestra casa son de cedro, nuestros artesonados, de ciprés.

sábado, agosto 19, 2006

Un sucedido en carreteras.

Un sucedido en carreteras.


Me han contado unos amigos que trabajan en conservación de carreteras un hecho real.

Iban dos trabajadores de una empresa de mantenimiento pintando señales de tráfico en una carretera nacional. Aparcaron la furgoneta, bajaron y se pusieron a pintar. Estaban señalizando: prohibido parar.

Pasó un vehículo de la guardia civil en aquel momento. Paró. Salió el número correspondiente, pidió la documentación a los trabajadores y les puso una sanción por aparcamiento indebido.

No cupo apelación posible, no les valió que fueran ellos mismos los que estaban poniendo las señales. Ahora, ¿cuántos puntos les quitarían?

jueves, agosto 17, 2006

La difícil y bonita tarea de educar.

Del libro “Los señores del té” de Hella S. Haasse (página 237)

Haasse habla de la educación de los hijos mayores de Rudolf, de Ru y Edu:

“Sin embargo, en una ocasión, cuando la cosa se pasó de castaño oscuro, Rudolf encerró al niño en plena rabieta en el despacho, donde, con una testarudez sorprendente (digna de toda admiración, en opinión de Jenny), permaneció berreando a pleno pulmón desde las dos hasta las seis y media de la tarde. Engko, la babu, se agazapó toda consternada bajo la ventana del despacho cerrada a cal y canto, mientras que los mandur, que venían a dar cuentas a Rudolf, le lanzaban de soslayo duras miradas de reproche.

Detrás de la puerta, Edu gritaba: Bageur deui!, ¡Seré bueno!, pero cuando Rudolf abría la puerta y le pedía que repitiera lo que acababa de decir el niño se negaba. Jenny se reconcomía, pero no podía interponerse en este ejercicio de autoridad paterna; Ru, que lloraba bajito de pena, había sido convertido ya anteriormente a la obediencia, si bien en una escena de mucha menor duración. Cuando finalmente Edu satisfizo la solicitud de su padre y con una vocecita ronca exclamó cara a cara su Bageur deui!, tuvo un recibimiento digno del hijo pródigo. Le abrazaron, consolaron y lavaron y le pusieron ropa limpia. Le dejaron beber su leche del tazón de plata que le habían regalado a Ru al nacer”.

En otros casos la conversión a la obediencia es esa sopa que era para comer y pasa a la cena, o al desayuno, hasta que el niño cede y vence su “me apetece” por el “te conviene” de los padres. Pero siempre hay algo que no queremos hacer porque “no nos gusta”, “no nos da la gana” o razones de tal estilo que no se sostienen ante: “eso es lo que hay”, “mira que no te podemos dar otra cosa”, “se come lo que se pone, aunque sea una cucharada”.


El arte de los padres es hacer amable el camino de la obediencia; si bien no van a evitar rabietas desproporcionadas. Si tanto esfuerzo se hace en el hogar para que el niño obedezca, ¿por qué los gobernantes tratan a la ciudadanía proponiéndole sólo la apetencia? ¿No sería interesante que, con libertad, también hablasen de lo que conviene al bien común, a la dignidad de la persona, al fomento de las virtudes?

Ahí, en la actitud del Estado, no cabe la fuerza de autoridad paterna, pero sí la exposición de motivos de las leyes, de las normas y de las directrices y recomendaciones: el bien común y el bien de la persona.

¿O sólo nuestras obligaciones son el no quemar el monte? No lo serán también el respetar toda vida humana desde su concepción, respetar la inocencia de los niños en los programas televisivos, dar mensajes de fortaleza, de honradez y de dominio personal en la vida de los personajes públicos.

frid

miércoles, agosto 16, 2006

La Virgen de Agosto. Un regalo a la familia.

La Virgen de agosto:


España entera vive en fiestas a mediados de agosto, y son innumerables los pueblos que fetejan a Nuestra Señora de la Asunción ( 15 de agosto) como su Patrona, dedicándole sus ferias. Entre todos, destaca Elche (Alicante), por “El Misteri”, Patrimonio común de la Humanidad. Lo presencié un año y pude admirar su belleza escénica y musical, además de su hondo sentido religioso. Representa la dormición de la Virgen rodeada de los Apóstoles y su tránsito al Cielo, llevada por ángeles, para ser coronada allí como Reina
y Señora de todo lo creado.

La Iglesia entera prorrumpe en alabanzas: “¿Quién es ésta que sube como aurora, hermosa como la luna, resplandeciente como el sol...?”. La que fue 'hija predilecta del Padre', la humilde nazarena, nos ha precedido en la Gloria en cuerpo y alma como como primicia de los frutos de los méritos de su Hijo. ¿Por ser la Madre de Jesús? Sobre todo, porque es la Inmaculada, la cristiana más fiel, la que antepuso siempre la voluntad divina, uniendo la suya a la voluntad de Dios.”No todo el que dice Señor, Señor, se salva, sino el que cumple la voluntad de mi Padre celestial”- afirmó Jesucristo-. También nosotros subiremos gloriosos, como Ella, a las moradas eternas si antes aquí abajo posponemos la codicia, el egoísmo y la soberbia, al servicio alegre y generoso al Señor, que pasa por la caridad con todos y el perdón a los enemigos.

Josefa Romo

El verano es para la familia.

El verano es para la familia.

Muchos habremos visto la película “las bicicletas son para el verano”, y, de hecho, la buena temperatura y la brisa generada por la bici al pasear hacen de lo más agradable ese medio de transporte; eso sí evitando determinadas rutas que suben más de la cuenta; somos veraneantes, no induraines de la carretera.

Pero también habremos visto con agrado cómo en el verano la familia vuelve a ser lo que era. Los hijos están de vacaciones, los padres acomodan sus planes para disfrutar de los hijos, los amigos hacen planes en los que están presentes los retoños de cada uno. La calle se llena de varias generaciones juntas. Las furgonetas familiares van cargadas de mil cachivaches y de niños.

Es el momento de disfrutar de la dulce cadena de los hijos. No podemos hacer lo que nos da la gana, hay que atender necesidades más perentorias, escuchar a personajes más importantes, aunque alguno todavía no se haya soltado con su lengua de trapo.

En el Val de Arán un grupo de padres, hijos y abuelos, una peña de unos cien, se han puesto de acuerdo en pasar “unas vacaciones en familia”; lo que ha supuesto a todos aguzar el ingenio: acampadas, excursiones en bicicleta, proyecciones de cine familiares, fiestas de cumpleaños, romería de la Virgen Blanca, recorrido de lagos, baño en ibones, paseo en caballo o en mulo, y otras muchas actividades. Objetivo: disfrutar juntos, vivir juntos, conocerse y que los hijos se conozcan.

Pero es que esa no ha sido la única organización que conozco; también la ha habido en León, Cantabria y otros muchos lugares. Y es que la familia, al menos, sí que es para el verano.

frid

martes, agosto 15, 2006

Los bolos testigo. Y la vida sigue mientras cambia el mundo.

Los bolos testigo:

Paseando por la Plà de Beret me mostró un amigo geógrafo unos enormes bolos graníticos redondeados por el paso del tiempo que están en medio de la plana. Son bloques enormes de la época glaciar, restos de la morrena de fondo del gran lago de hielo que era aquella plana, de la que derivaban dos lenguas glaciares que iban al Garona y al Noguera. Me mostró otros vestigios de aquella época lejana: las pizarras y calizas pulidas y estriadas por la marcha del glaciar. Pero también me hizo pararme para observar las calizas, con signos evidentes de un kars anterior a la época glaciar, cuando esas calizas sufrieron continuos aguaceros.

En un solo lugar, hoy verde pradera, me dio mi amigo una lección práctica del cambio climático. En ambas épocas había vida. Y eran épocas frías y cálidas.

Yo pensé en lo vano de las preocupaciones por el cambio climático de algunos, como si ellos pudiesen cambiar el orden de las cosas. Nos hemos arrogado la imposible tarea de titanes de fijar el clima tal como lo conocemos.

Nuestra tarea es más bien la de todas las épocas que nos precedieron mientras hubo hombres sobre la tierra: hacer de la tierra un lugar habitable. Tenemos más medios que entonces, y vivimos más angustiados porque nos hemos olvidado de la providencia.

frid

La excursión sin foto.

La excursión sin foto:

Hoy he salido algo precipitado al monte, he llevado la toalla y el bañador por si cae un chapuzón en un ibón; la crema de sol porque pega fuerte el astro rey; las gafas de sol; la cantimplora con agua fresca y unos frutos secos para el camino. Todo un ejemplo de previsión, pero, mira por donde, me he olvidado la cámara de fotos.

Y he comenzado la marcha con un grupo de amigos hasta el collado de Varradós, y nos acercamos, sin coronar, a una cima próxima, de 2410 metros de altura. El paisaje era magnífico, las vistas impresionantes, y, claro, mis amigos: mira que paraje,!es de fotografía! ¡qué foto más estupenda sería la de ese fondo de picos!, ¡es idílica esta escena de los caballos recortados en la cresta de esa loma!. Y además hemos podido saborear arándanos, fresas y fresones, visto algunas setas, distinguido algunas especies arbóreas o arbustivas. Y qué recuerdo me queda: el de la memoria. Pero para mis amigos sólo la fe en mi palabra.

Y eso es parecido a lo que nosotros hacemos con la doctrina cristiana. Otros convivieron con Jesús, vieron sus milagros, captaron la categoría humana y divina del Maestro, trataron a su madre. Pero no nos han dejado fotografías y tenemos que creer en sus palabras.

Es seguro que mis amigos me darán crédito cuando les cuente mi excursión sin fotos, para ellos soy de fiar. Pues los que escribieron los Evangelios nos dejaron un testimonio sin fotos pero totalmente fiable. Basta comprobar hasta qué extremo llegaron esos mensajeros: por no renegar de su fe sufrieron martirio, y eso no se aguanta por una historia inventada.

frid

domingo, agosto 13, 2006

Tony Menéndez: "A los ojos de mi Dios estoy entero"

A los ojos de mi Dios estoy entero:

He visto y oído un video que me ha enviado una amiga sobre un gran cantante, Tony Meléndez, talidomínico y sin brazos, pero que canta y toca la guitarra magníficamente bien. Una magnífica persona, casada, con dos hijos adoptados y que ve la vida como un lugar para hacer el bien.

Parte de su optimismo le viene de familia, de una familia cristiana en la que sus padres le ayudaron a luchar, a ver lo que podía hacer, que luchó por él y le llevaron a Estados Unidos porque ahí se trataba mejor niños así; y surgió un líder. Porque líder es aquel capaz de conducirnos a grandes ideales. Me emocioné y no me supo mal.

Muchos hemos nacido de pié en la vida, y ante la menor dificultad nos arredramos. Otros, con menos dificultades que Tony, desesperan. Y, sin embargo, como Tony hay muchos que saben ver la mano de Dios, curiosamente en esas limitaciones. A pesar de ellas tienen el don de la vida, la capacidad de amar y la seguridad que Dios a Tony le ve completo.

Vale la pena empeñarse en ver el bien que se puede hacer y hacerlo. Siempre es mucho más de lo que parece a simple vista. Y, además, el amor y el cariño humanos saben arropar al otro de un valor especial. Vales porque eres, porque estás ahí, porque me comprendes y te comprendo. Y es así como nos ve Dios.

frid

sábado, agosto 12, 2006

JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD


Hace un año acudí, acompañando a un grupo de chavales, a la Jornada Mundial de la Juventud, en Colonia.

Tuvimos la oportunidad, tras varios intentos, de entrar en la Catedral. Allí se estaba como a la puerta del cielo... Miles de personas visitando las naves, y, sobre todo rezando ante el Santísimo, y ante los restos de los Reyes Magos.

Fue algo difícil de explicar con palabras; sólo quien estuvo allí puede comprenderlo... ¡Encontrarse de golpe y porrazo con los Reyes Magos de Oriente, pidiéndoles lo que de niños se les pedía!, ¡Qué oportunidad!, Y además, ¡estando el mismo Niño de Belén al lado verdaderamente, en el Sacramento del Altar! Todo un privilegio inolvidable.

Y afuera... Miles de personas pasándolo estupendamente, con alegría irrefrenable, porque al día siguiente veríamos al Papa, al Vice-Cristo en la Tierra.

Efectivamente, al día siguiente vimos llegar, rodeado de gente y gente, como Jesucristo cuando vivía en la Tierra, a Benedicto XVI, que venía por el río.

Y como Jesucristo en el monte de las Bienventuranzas, se repitió la escena de enseñar la doctrina divina a millón y pico de jóvenes sedientos de la Verdad.

José Antonio Calvo Baena

viernes, agosto 11, 2006

El aseguramiento de la familia: la inversión más importante.

Cuanto más importante el paso, más asegurado:

El otro día subí con unos amigos al Besiberri Nor, mejor dicho les acompañé en la subida porque yo me quedé justo cuando arranca el último repecho, en una chimenea que va tornándose aérea y te lleva a la cima.

La primera parte, hasta el Lac de Mar era sencilla y bien marcada. Se juntaba todo: una senda pisada, un tiempo estupendo y una compañía amena.

Sin embargo, pasado el Lac, era ya importante fijarse en los hitos en un maremagno de piedras graníticas. La entrada a la cara sur era una y el equivocarse era llegar o no al paso necesario. Aquí sólo había una opción segura.

Al final, una vez llegado a la base del Besiberri, las marcas eran aún más necesarias. No es que hubiese una senda, lo que se debían de marcar eran los pasos para no caer por el desplomado. Y, sí que era conveniente contar con una cuerda para asegurar la ascensión.

Cuanto más difícil, mejor debería estar marcado el paso; cuanto más difícil, más aseguramientos antes de dar el paso.

Y se me pasó por la cabeza que en asunto tan serio como la estructura social, los hitos marcan que se avanza a través de la institución familiar. Y, en periodos de crisis, como el nuestro, convendría asegurar más su estabilidad, no vaya a ser que nos caigamos por el desplomado.

frid

¡Qué bien se lo pasa la familia unida!

Un paseo familiar a la ermita de Montgarri:


Llegamos al plà de Beret a primera hora, con el frescor matinal. Salimos del coche y nos topamos una buena manada de vacas en el asfalto. Comenzamos a bromear: es la primera vez que nos topamos con vacas capaces de pastar asfalto, si se hubiese conocido este en la época del chapapote, quizá se hubiesen llevado estas vacas aranesas a la costa de la morte gallega. Lo más seguro es que lamían la sal que ha quedado del invierno.

Esas bromas nos permitieron conectar con otros grupos de montañeros matutinos, la mayoría familias con hijos que iban de paseo por la senda sencilla que va a la ermita de Montgarri. Es habitual encontrarse en estos parajes padres e hijos juntos paseando, incluso a veces con abuelos.

Y me dije que eso es lo normal del hombre, pasar esos momentos en familia. Me dicen mis hermanos, que también hacen eso por la sierra de Madrid, que se quedan embobados con los hijos correteando en el campo.

Y es que es lo normal, lo que la naturaleza pide: padre, madre e hijos en armonía. Otra cosa es artificial y chocante. ¿Los gobernantes de España captan con los ojos la normalidad de la familia, o es que no son humanos?

frid

El drama del divorcio. Añoranzas de la familia.

Las añoranzas de la familia:


Estaba un amigo mío en Moscú, hablando con Aliocha en su casa y tomando té. De pronto un barullo en la escalera, los llantos de una niña en un rellano; la mujer cuenta: es que ha vuelto Dimitri, borracho para ahogar su pena, y añora a su mujer de la que se ha separado y vuelve por si le admite en casa.

Recordé otra escena, un marino que se había separado de su mujer por petición de ella, también de llanto y dolor, buscando la intercesión de un familiar para arreglar el matrimonio roto.

No acabaron bien esas historias, pero muestran cómo la ruptura familiar causa dolor y llanto en ambos. Y que valdría la pena hacer un esfuerzo para culminar con éxito esa empresa.

Es cierto que para ello ambos deben ceder, rectificar, pedir perdón; pero si no se intenta, cuando llega el momento de la separación o del divorcio, ellos mismos sufren un desgarrón en su ser porque se desvinculan del ser amado. Creo que vale la pena facilitar las acciones que sanen el matrimonio antes de iniciar las que lo separen. Y vale la pena proteger ese bien que, si tiene éxito, es seguro de felicidad para los esposos.

Andrés Aterido

Por los puertos de Beceite. La gran familia española:

La gran familia española:

Hace unos días subí con un amigo al Arany, en el nacimiento del Matarraña, por los puertos de Beceite. Son tierra con aire de frontera; de hecho abundan ahí excursionistas catalanes. Nosotros veníamos de Zaragoza y éramos algo novatos en esos montes, aunque bien surtidos de planos.

Llegamos a un collado donde había una bifurcación de caminos. Tuvimos la suerte de encontrarnos a un matrimonio catalán que había subido desde el otro lado. Charlamos, ellos que habían estado hablando entre sí en catalán, pasaron al castellano no sin esfuerzo, y así nos explicaron qué senda debíamos seguir. Y que ellos vendrían más adelante, después de ver una fuente cercana y quizá pudiéramos reencontrarnos.

Coronamos el Arany y seguimos una senda con la que dar una vuelta circular, para variar el itinerario; pero eso fue gracias a nuestros amigos de Tarragona con los que topamos de nuevo. Antes de bajar cada uno por su lado, nos estuvieron enseñando las cumbres y sus nombres y otras sendas alternativas.

En realidad nos sentimos todos de la gran familia española, hablando un lenguaje común, si bien a ellos les salía con naturalidad su lengua materna. Pero ninguno era extranjero en esa zona turolense.

Recordé un congreso nacional en materia de aguas, nos recibió un político catalán en un salón decorado con una escena de la vida de los reyes Católicos. Comenzó a hablar en catalán, pero alguien le debió de decir que estábamos personas de toda España, y, con toda su cara dura y cretinez, pasó al inglés, lenguaje que dijo era el universal de los congresos. Nos dejó mal sabor de boca y no porque no se entendiese su fácil inglés sino por su negación de la evidencia y por su ofensa a los asistentes del Congreso, todos españoles. Los científicos catalanes se disculparon educadamente.

Un ejemplo el de los hombres sencillos, otro el de los creadores de realidades, esos políticos inventores de las diferencias, de la división y de los agravios.

La realidad está todavía en manos de personas como mis amigos de Tarragona, pero ¿hasta cuando?

frid

Historia de un autostopista.

El problema del desarraigo familiar:

Viajaba con unos amigos camino al Valle de Arán, íbamos por Roda, donde paramos a ver la Catedral. Fue entonces cuando uno de ellos me contó la historia de un autostopista al que cogió en uno de sus viajes.

El chaval, alemán de algo más de veinte años, le abordó en una gasolinera por si le acercaba a Zaragoza, mi amigo le hizo un hueco y le llevó a otra gasolinera próxima a su destino ya que él no iba a Zaragoza pero pasaba cerca. Y, hablaron. El chaval estaba recorriendo Europa con un saco, una mochila y una tienda portátil, ahora en verano podía hacer ese plan. Mi amigo le preguntó por su familia y es cuando el joven le contó la razón de su viaje. Él vivía con su madre, se había casado con otro hace poco que no era su padre y se había tenido que ir de casa. Se sentía desarraigado y estaba dando ese periplo para aclarar su cabeza. Era muy duro no importar a nadie. ¿Y tu padre? No lo conozco.

Mi amigo, que estaba preocupado porque ese día llegaba tarde a casa, los niños acostados, si bien su mujer le dijo que le esperaba para cenar juntos y charlar, se quedó muy triste, le pidió el e-mail al chaval para poder comunicarse y animarle. Y así lo hizo durante un tiempo hasta que recibió un último e-mail del muchacho en el que le decía que había decidido estudiar filosofía en Alemania y que le agradecía su apoyo y cómo había suplido su falta de familia.

Mi amigo me comentó que tenemos un gran tesoro con la institución familiar, que da arraigo y seguridad a sus miembros y que no entendía cómo el Gobierno no lo veía así y en vez de apoyarla la intentaba debilitar. ¡Dan tanta pena las personas desarraigadas!

frid

La suerte de tener una madre cristiana:

La suerte de tener una madre cristiana:
Tener una madre cristiana es una suerte insuperable. Ella tiene como ejemplo nada menos que a la Virgen María, modelo de entrega y de ternura. Con tan buen ejemplo, esas hijas de María son una bendición para el hogar. Es como nacer con una madre de cinco estrellas directamente.

Además, con ese modelo, ¿cómo no va uno a aprender a querer a Jesús, el Hijo de María?, ¿cómo no va a vivir feliz, sabiendo que Dios es mi padre y me quiere más que esa madre cristiana, llena de ternura?

¡Qué suerte haber nacido de una madre cristiana!, y, con los tiempos que corren, qué tranquilidad, porque se es un hijo querido pero no poseído; se es un hijo esperado y no amenazado antes de nacer; se es un hijo formado para ser hijo de Dios y no arrojado al mundo agnóstico y falto de sentido.

frid

Un hombre bueno.

Una enfermedad contagiosa: el ser un hombre honrado.


Era un buen profesional, militar de carrera, había llegado por méritos propios a coronel, pero era padre de familia numerosa y tenía que ajustar la economía para llegar a final de mes. Unos amigos le propusieron un atajo: que se hiciese masón, que ahí habría amigos que le arroparían y le darían el ascenso para el que estaba propuesto.

Consultó con su mujer; y se dijeron, si tienes méritos que te lo den sin ataduras que luego te pueden complicar; si no te lo dan Dios proveerá. Y Dios previó. Estudió la carrera de aparejadores, ejerció esa profesión y obtuvo así un honrado sobresueldo.

Siguiente generación: Hay que decidir un concurso público; la mejor oferta es evidente. El técnico debe informar, pero recibe presiones.

También en ese caso consultó con su mujer: obra en conciencia, Dios proveerá. También había detrás una familia numerosa. La adjudicación se hizo a la mejor oferta. La amenaza: mientras yo esté aquí usted no ascenderá. Ciertamente no ascendió, pero la providencia intervino y la familia salió adelante.

Tercera generación: Es preciso informar sobre los daños de una catástrofe natural. Recibe presiones para informar achacando la culpabilidad a una entidad muy solvente. Los cálculos muestran que el fenómeno era extraordinario y la actuación fue la correcta. Aquí sólo hubo que consultar directamente con la propia conciencia. Dios previó y siguió estando como persona de confianza en la empresa.

Otro, dentro de esa tercera generación ha decidido no acudir a concursos que tengan como resultado el pago de comisiones. También Dios previó y no necesita esos contratos para sacar adelante su ya numerosa familia.

Una enfermedad contagiosa, esa la de la conciencia. Y un resultado siempre seguro, la tranquilidad del alma, la solidez de la persona y un Dios que nunca defrauda y siempre protege.

frid

jueves, agosto 10, 2006

Dios andaba por medio

Copio este artículo de Juan Manuel de Prada por tratarse de una historia de mi amado Aragón, y del Barbastro que sufrió tanto por los "demócratas" liquidadores de todo lo religioso que vinieron desde Cataluña a Aragón provocando, a su paso, la desolación y la muerte. Y a esos, perdonándolos de todo corazón, no por eso deja de llamárseles, con razón, asesinos. Si bien sus víctimas les perdonaron y pidieron por ellas. Y, nosotros, los herederos de la fe de esos mártires, también les perdonamos pero no vamos a cambiar el sentido de las palabras. Porque el arrepentimiento sólo viene a aquel que es capaz de reconocer sus culpas.

Dios andaba por medio

Por JUAN MANUEL DE PRADA

SEGURAMENTE las tres o cuatro lectoras que todavía me soportan hayan tenido ocasión, como yo mismo, de empacharse con la caterva de libracos que, como buitres al hedor de la carroña, han vituperado las imprentas durante los últimos meses, al rebufo de la malversación de la memoria histórica orquestada por el Gobierno. Es cierto que se han publicado algunos volúmenes valiosos, pero la avalancha de cochambre panfletaria ha sido tan copiosa y jaleada que han pasado casi inadvertidos. Ahora quisiera llamarles la atención sobre uno de esos pocos libros valiosos; un libro enjuto y conmovedor que no merecería quedar sepultado entre la morralla mejor promocionada. Se titula «Un adolescente en la retaguardia» (Ediciones Encuentro) y lo firma un octogenario, el Padre Plácido María Gil Imirizaldu, a quien el estallido de la contienda pillaría, con apenas quince años, en el monasterio benedictino de El Pueyo (Barbastro), donde a la sazón cursaba estudios. Se trata de uno de los libros más hermosos que he leído en mucho tiempo, de una belleza frugal y reparadora que ensancha el espíritu.

«Un adolescente en la retaguardia» nos narra las vicisitudes que precedieron al martirio salvaje de los monjes de El Pueyo, acusados absurdamente de custodiar un arsenal entre las paredes del monasterio. No fueron los únicos religiosos asesinados en Barbastro: numerosos sacerdotes diocesanos -con su obispo al frente-, escolapios y claretianos padecieron un idéntico destino. Pero no se crea el lector que el propósito de Plácido Mª Gil sea ofrecernos una narración truculenta de aquellas jornadas, mojando su pluma en los chafarrinones del sensacionalismo; por el contrario, nos muestra aquellos desmanes con una mirada pudorosa, llena de una serena piedad, la misma que descubrió en los monjes de su comunidad, con quienes compartió cárcel en las vísperas de su martirio. Las páginas que el autor dedica a las postrimerías de aquellos monjes fortalecidos por la oración y los sacramentos, que caminan hacia la muerte como quien se dirige a una fiesta, son de una emoción tan vívida y apretada que el lector debe detenerse para tomar aliento.

Pero lo más hermoso y aleccionador de este libro no es tanto la narración de vicisitudes históricas como la crónica de la supervivencia de una vocación. Aquel muchacho que había visto morir en circunstancias tan atroces a sus amados monjes aún tendría que apurar hasta las heces el cáliz del dolor: primero en Barbastro, donde lo obligarían -en un ambiente sofocante de brutalidad- a servir de camarero a los milicianos que se dirigían al frente; después en Caspe, donde presenciaría los bombardeos de la aviación franquista, que no duda en execrar; ya por último, acogido por una familia de generosos payeses de la comarca de Urgel. Durante todo este período entreverado de desgracias, el autor despliega una galería de personajes de gran vibración humana: entre la escombrera del odio también brotaron, como flores silvestres que asoman entre los cardos, las pasiones más nobles, los sentimientos más acendrados, las virtudes más abnegadas. Y es que, como afirma el autor, «Dios andaba por medio». Cuando, a comienzos del 39, el joven protagonista llegue al fin a su pueblo natal, Lumbier, en Navarra, para reunirse con sus padres que lo daban por muerto -la escena del reencuentro es, en su escueta simplicidad, una bofetada de belleza-, su vocación se halla milagrosamente incólume. El libro se clausura cuando, pocos meses después, el autor se dispone a ingresar en el monasterio de Valvanera: «Dentro del corazón -escribe, con una frase trémula de belleza- encierro a todos los hombres».

No dejen de leer este libro excepcional; nunca me lo agradecerán suficientemente.

2006.VIII.05 – ‘ABC’ España

miércoles, agosto 09, 2006

El problema de tener un corazón grande:

Acompañaba a una señora mayor al médico; le diagnosticaron insuficiencia cardiaca. Ella no entendía que era eso, siempre había evitado ir a los médicos y saber de medicina más de lo necesario. Solo precisaba saber para atender y cuidar a su marido y a sus siete hijos de las enfermedades domésticas. Ahí sí que se había esmerado, porque había una razón: atender a los suyos.

El médico quiso simplificar la descripción de la afección y comenzó: mire, señora, su problema es que tiene el corazón demasiado grande y... Ahí le interrumpió la paciente, no pudo menos de exclamar: pues a mí siempre me han enseñado a tener el corazón grande.

Nos sonreímos el doctor y yo. Y él, emocionado, le fue explicando con cariño los síntomas y los remedios que debía realizar. Lo que más le dolió de todo lo que oyó es que no podría hacer, desde ahora, determinadas tareas de la casa.

Era de esas personas, de las que muchas ya nos han dejado, que vivían para los demás, su ilusión era ser útiles a otros, su realización ver destacar a los suyos, su lema: ocultarse por amor a Dios y a los demás.

Decidme: ¿acaso no vale la pena seguir inculcando esos valores en las generaciones futuras?, ¿no es el amor a Dios, el que hace que nos queramos más unos a otros?, ¿qué modelo buscan los que enseñan que Dios está ya superado?, ¿qué entregan a cambio?

Y como esta persona... ¡hay tantas!

Valdría la pena reenfocar nuestro punto de mira para ver aquello que vale la pena y hacer de ello una noticia positiva.

frid