jueves, octubre 23, 2008

Un robot modélico en Wall-E


L'Osservatore Romano resalta defensa de la vida, esperanza y humanismo en Wall-E


ROMA, 22 Oct. 08 (ACI).-En un interesante artículo publicado en L'Osservatore Romano titulado "De Cenicienta a Eve, cómo cambian las mujeres en Disney", el periodista Andrea Piersanti resalta cómo Eve, la robot protagonista de Wall-E genera toda una revolución al invitar a la reflexión con su rol, defender la vida desprotegida y alentar la esperanza para el futuro de la humanidad.

Piersanti comienza su artículo recordando que en la cinta el personaje femenino "se llama Eve. Tiene las líneas redondas y cándidas de un objeto diseñado por Apple y lleva dentro de su vientre la semilla de la vida" que defiende acompañada y protegida a su vez por Wall-E.

En medio de "una trama sencilla en la que surge el amor al momento de encontrarse", explica Piersanti, "la nueva mujer, Eve, no solo es bella y perfecta sino que tiene también tiempo para enamorarse, salvar el mundo y restituirle la vida a su novio: una revolución absoluta en el imaginario cinematográfico de Hollywood".

"A la figura masculina por su parte se le deja la tarea de encontrar el espacio para la poesía y la belleza en un mundo que recuerda las desoladas imágenes" de un lugar "ya sin vida, cubierto de basura, en espera de que la humanidad que vaga en una gigantesca nave espacial vuelva a poblar la tierra", añade y precisa luego que "les toca a estos Adán y Eva cibernéticos la tarea de restituir al hombre el lugar que le espera".

Tras recordar que en el Antiguo Testamento a la Eva bíblica le toca una tarea que no es fácil: recordarnos el peso de nuestra humanidad de pecadores", Piersanti destaca que la historia es distinta con Eve. A ella "le toca restituir el soplo de la vida humana entera. No solo defendiendo una simbólica plantita en la cavidad de su vientre, sino actuando dinámicamente, como en una película de acción, para hacer que al final nazca un nuevo humanismo", afirma.

Si bien la película, como todas las demás cintas animadas de Hollywood de los últimos años, no considera la perspectiva religiosa, recuerda Piersanti, Wall-E llama a la reflexión: este robot, "a su modo, ama y busca la belleza. Se conmueve al observar las estrellas. Eve, y los otros robots rebeldes, desobedecen las órdenes a la luz de una moral más alta. Única y no relativa: la salvación de la vida".

Luego de criticar el consumismo desencadenado de nuestros días y "la pedagogía de la desesperación" que se vive en el mundo, el autor del artículo subraya que éstas son las mismas condiciones en las que, en la cinta, "vive el resto de la humanidad vagando en el espacio en espera de que la pequeña Eve les restituya una perspectiva antropológica más coherente. Son presas de la tecnología que se ocupa de ellos hasta el más mínimo detalle. Se han vuelto gordos, no pueden caminar con las propias piernas y han perdido el contacto con el prójimo".

En su opinión, "esta es la verdadera razón de la fascinación por la película. En un mundo frío y cubierto con la basura de nuestras divinidades tecnológicas, podremos reencontrar dignidad y belleza solo siguiendo el corazón. Solo buscando la belleza. Viendo esta cinta animada, inevitablemente el pensamiento se dirige a la Escritura que recita: 'Si el Señor no construye la casa, en vano se afanan los constructores. Si el Señor no custodia la ciudad, en vano vela el vigía'".

Finalmente, Piersanti comenta que "esto es lo que se está entiendo al alba del tercer milenio. Encerrados en una sociedad hipertecnológica, pero no por esto tranquilizante, miramos al futuro con ansia, o peor, con indiferencia. Por su parte, la pequeña robot Eve constriñe nuestros corazones y nos hace abrir nuevamente los ojos. Nos constriñe a pensar de nuevo en toda nuestra vida con una luz de esperanza que pensábamos haber perdido".