Por: Jesús Domingo
Con motivo de celebrarse el 70 aniversario, el día 22 de Noviembre, del encuentro de la Rosa de Pallerols, una parroquia del municipio de la Baronía de Rialb en la provincia de Lleida y diócesis de la Seu d'Urgell, ha habido diversos actos en la iglesia donde se encontró y en sus alrededores.
EL ENCUENTRO DE LA ROSA DE PALLEROLS DE RIALB Con motivo de celebrarse el 70 aniversario, el día 22 de Noviembre, del encuentro de la Rosa de Pallerols, una parroquia del municipio de la Baronía de Rialb en la provincia de Lleida y diócesis de la Seu d'Urgell, ha habido diversos actos en la iglesia donde se encontró y en sus alrededores. Entre los muchos asistentes se encontraba el obispo de la Seu d'Urgell y el Vicario General de la diócesis, el vicario delegado del Opus Dei en Cataluña, las autoridades locales, muchos de los que hemos colaborado directamente en la recuperación de los 90 Km de caminos de montaña, etc. Con la institución de la fiesta de la Virgen María del Rosario, que los papes empezaron a celebrar en Roma des del 1572, se extendieron por todas partes los Cofradías del Rosario y esta devoción se prodigó rápidamente por todo el mundo católico. Des del siglo XV ya es cantaban en Cataluña unos gozos que hacían referencia a la Madre del Celestial Rosario. A partir del siglo XVII esta devoción fue extremadamente popular. No fue una excepción Pallerols de Rialb, donde arraigó pronto y con fuerza. Ella, que siempre acoge las supliques de aquellos que recorren con fe a su intercesión, repartió generosamente, a lo largo de los años, preciados favores sobre los sus hijos de Pallerols. La madrugada del 22 de noviembre de 1937, también San Josemaria Escrivá de Balaguer obtuvo el consuelo de la Madre en unos momentos de intenso padecimiento interior, cuando dudaba si debía continuar su viaje hacía Andorra o bien volverse a Madrid de dónde había salido el 8 de octubre, debido a la persecución religiosa que había. El encuentro de una rosa de madera dorada dentro la iglesia de Pallerols, fue para él la señal que había pedido para conocer a ciencia cierta cual era la voluntad de Dios. Así lo explica el mismo San Josemaria en unos escritos datados el 22 de diciembre de 1937. "Entonces, con moción interior que coaccionaba mi voluntad, le dije al Señor: 'si estás contento de mi, haz que encuentre algo', y pensé en una flor o adorno de madera de los desaparecidos retablos. Volví a la iglesia (estaba en la sacristía), miré por los mismos lugares dónde había mirado anteriormente.., y encontré acto seguido una rosa de madera estofada. Me puse muy contento y di gracias a Dios, que me dio aquel consuelo, cuando estaba lleno de preocupación por saber si Jesús estaría o no contento de mi". En otra ocasión San Josemaria escribió: "Cuando estaba lleno de preocupaciones, con el dilema de si debía pasar, o no, durante la guerra civil española, de un lado al otro, en medio de aquella persecución, vino otra prueba externa: esta rosa de madera. Cosas así: Dios me trata como un niño desgraciado a quien debe dar pruebas tangibles, pero de manera ordinaria". San Josemaria, junto con otras siete persones más jóvenes que lo acompañaban, permaneció 41 días en Barcelona en espera del aviso de ponerse marcha, que finalmente llegó de la mano de en Matéu Molleví Roca, de Cal Matéu de Peramola. El 19 de noviembre salieron en el autobús de la Seu d'Urgell llegando por la tarde al puente de Peramola, pasado Oliana, dónde los esperaba Antoni Bach Pallarès, "el Tonillo", que los llevó a dormir a un pajar de Peramola, propiedad de la familia Segon. El día siguiente su hijo, el Paco, los guía hasta Cal Vilaró de Pallerols, donde San Josemaria celebra Misa los días 20 y 21 de noviembre. Al atardecer del 21, subieron a la vicaría de Pallerols para pasar la noche, en una dependencia en la parte alta del que antiguamente había estado un ábside de la iglesia. Fue una noche de intenso padecimiento, una noche de oscuridad y de tensión, como dice una estrofa de los gozos del Rosario. La madrugada del día 22, por una especial intervención de la Virgen María, supera esta dolorosa prueba, reencuentra la paz perdida y queda convencido de que debía continuar el camino hacía Andorra para realizar en libertado el encargo de hacer el Opus Dei que Dios le había confiado el 2 de octubre de 1928. Todavía cinco días estuvieron escondidos a los bosques de Pallerols, protegidos por Pere Sala de Cal Vilaró y Lluís Campabadal de Can el Ampurdanés, hasta que al atardecer del 27 de noviembre, guiados por la gente de Peramola. Salieron hacia la Espluga de los Vacas, al Barranco de la Ribalera, zona que estaba bajo la protección de los amos de Juncàs, Josep Boix y la Maria Oste. Llegaran en la madrugada del día 28 y acto seguido San Josemaria celebró la Misa, que fue la última en tierra catalana. A primera hora de la tarda del mismo día 28 apareció el guía principal, Josep Cirera, que se hace cargo de la totalidad de la expedición, más de veinte personas, conduciéndolos con firmeza hasta Andorra donde llegaron el 2 de diciembre de 1937, tras no pocos sufrimientos y dificultades. En el camino hacía Andorra se debe destacar la ayuda de la familia Coll de la casa de Fenollet y de la familia Bentanachs de la casa del Baridà, así como de otras persones que han quedado en el anonimato. Poco antes de llegar al Mas d'Alins, ya en tierra andorrana, pasaron al lado de la ermita de Santa María de Feners, en Argolell, recibiendo así la última caricia de la Virgen María. A lo largo de su vida, en muchas ocasiones y de manera habitual, San Josemaria recurrió a la Virgen Maria en busca de ayuda en los momentos difíciles que nunca le faltaran. El recurso confiado en Ella le permitió superarlos siempre, disfrutando de la alegría propia de quien se sabe un hijo pequeño en los brazos de su Madre. Al celebrar el 70 aniversario del Encuentro de la Rosa a Pallerols, en agradecimiento a la Virgen María del Rosario y por extender su devoción, se han editado los gozos y, además de la Misa concelebrada por el obispo de la Seu d'Urgell (Lleida), ha tenido lugar diversos actos, conferencias y presentación de libros, así como la asistencia de centenares de personas, amigos del camino, venidos de toda Cataluña. Jesús Domingo Martínez
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