Isidre Esteve dio la espalda, en una curva con matrícula de 22 de marzo, a una de las pruebas del motociclismo más fuertes del mundo. Participó una decena de veces en el Dakar, una competición que ya en 1986 había exigido la vida de su creador y organizador, el francés Thierry Sabine.
El dakar de tu felicidad Cortesía de www.buenas-noticias.org Isidre Esteve dio la espalda, en una curva con matrícula de 22 de marzo, a una de las pruebas del motociclismo más fuertes del mundo. Participó una decena de veces en el Dakar, una competición que ya en 1986 había exigido la vida de su creador y organizador, el francés Thierry Sabine. Ahora tenía que afrontar la dura prueba que la vida le tenía escondida. La vida era toda sobre ruedas para Isidre antes del accidente, sea en entrenamientos, sea en competiciones. Después del accidente, esas ruedas son cuatro en lugar de dos. No obstante, sigue corriendo un Dakar más importante que es el de su felicidad: "ser feliz no tiene que ver con estar en una silla de ruedas. Con limitaciones se puede vivir muy bien. No tiene que ver haberse lesionado con disfrutar, la lesión lo único que aporta es una limitación para hacer cosas, pero nada tiene que ver con la felicidad". Isidre ha captado uno de los secretos que la vida lleva consigo y es éste: muchas veces confundimos la "alegría" con la "felicidad". Alegría se refiere más a un estado anímico pasajero, que viene y se va, la mayoría de las veces relacionado con las cosas que nos suceden. Felicidad, en cambio, hace mención de un estado más profundo del alma, que nos hace gozar internamente incluso cuando externamente podamos estar sufriendo. Puede parecer algo muy sutil o contradictorio, pero en el momento que lo experimentamos sabemos lo que es. Se considera a sí mismo una persona con suerte: "Tengo suerte y estoy aquí. Ahora tengo el tiempo de hacer todas esas cosas que antes no podía. La diferencia en mi vida es que antes me levantaba por la mañana con la agenda llena, tenía que hacer mil cosas, llegaba tarde muchas veces a los sitios, no tenía tiempo. Ahora me digo: bueno, voy a tener tiempo para muchas cosas". El secreto de su vida es la manera de afrontarla: "me he quedado postrado en una silla de ruedas y quizás mi forma de afrontarlo es lo que interesa. No tomo posición sobre la lesión, no; me sale comportarme así, como soy. Mi punto de vista sigue siendo el mismo a pesar de la lesión". Isidre nos muestra una vez más que es posible ser feliz aunque se pierda lo que más se amaba en la vida. El secreto de la felicidad está dentro de cada uno, pues depende del modo en como afrontemos las circunstancias que la vida nos depara. Isidre ha corrido como todo un campeón de la magnanimidad. Su testimonio lanza el reto: Haz la prueba; corre tú también el Dakar de tu felicidad.
Manuel Álvarez Arriola
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