En Aragón Liberal
Después del Concilio Vaticano II, aire puro y renovador entró en la Iglesia, los llamamos "hermanos separados" y en verdad que estaban bien definidos de esa manera, éramos hermanos por el bautismo pero separados porque ellos, los anglicanos no aceptaban algunas verdades de la fe. Empezamos a hablar de ecumenismo y en la Iglesia Católica nos pusimos a rezar los fieles corrientes, y la jerarquía además de rezar, estudió para ver la manera de acogerlos sin renunciar a ninguna verdad ni a ningún dogma. Era difícil, pero lo hemos conseguido a base de oración y a base de escuchar al otro y sobre todo, a base de humildad. Usando la fe y usando la razón para entender al hermano separado.
Lo que ha ocurrido con un sector de la Iglesia anglicana no hubiera sido posible sin los diálogos entre las dos Iglesias durante estos cuarenta años, pero por fin se ha llegado a una comunión plena que ellos y nosotros deseamos que vaya fortaleciéndose cada día más.
Benedicto XVI ha realizado el acto ecuménico más importante desde el Concilio. como católicos debemos sentir una gran alegría. Poco a poco se va a realizar la frase del Señor "que todos sean uno" y también dijo: "tengo otras ovejas que no son de este redil". El Santo Padre ayudado por el Espíritu Santo y por su prodigiosa mente ha ido al meollo de la cuestión con gran humildad, vuelvo a decir que ha abierto las puertas de la Iglesia aceptándolos con sus ritos y con sus costumbres. Y, ellos han hecho suyo plenamente el depósito de la fe en su totalidad, eso es lo importante. Su Santidad ha puesto en práctica su tercera encíclica "caridad en la verdad".
Y ahora a seguir rezando por todos los que quedan, incluyendo los ortodoxos pero hacerlo con humildad, sin prepotencia, sabiendo que los tiempos son difíciles, "tiempos recios" como hubiera dicho Santa Teresa, pero para Dios nada hay imposible.
Piedad Sánchez de la Fuente
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