Lo normal en África, creer en Dios.
Dice Kapuscisnki que en África el sentido de lo espiritual está siempre presente. Este pueblo enlaza todavía sin ambages en una visión naturalista de la vida; y, si bien, tienen muchas supersticiones, tienen una fe incuestionable en la existencia de los espíritus. Sus antepasados les acompañan siempre. También el culto a los antepasados es una riqueza de las culturas orientales. Sólo Occidente con su tentación de autosuficiencia se niega a plantearse algo más que la vida presente.
“La manera de pensar de los africanos, se revela como profundamente religiosa. “Croyez-vous en Dieu, monsieur?” Siempre esperaba esa pregunta, porque sabía que me la acabarían haciendo; me la han hecho tantas veces... Y sabía que el que me la hacía, a partir de ese momento me observaría con sumo cuidado, sin perderse el más leve gesto mío. Me daba perfecta cuenta de la importancia del momento y del sentido que éste entrañaba. También presentía que mi manera de responder sería decisiva para nuestras futuras relaciones, en cualquier caso, para la actitud que mi interlocutora adoptaría hacía mí, eso seguro. Y cuando le contestaba “Oui, je crois en Dieu” veía qué gran alivio se dibujaba en su rostro, cómo se descargaba en su interior la tensión e inquietud que acompañaban la escena, cómo este hecho lo hermanaba conmigo y permitía romper la barrera del color de la piel, del estatus y de la edad. Los africanos siempre han apreciado y gustado de unirse con el otro en ese plano de contacto tan distinto que a menudo se resiste a ser verbalizado y definido, pero cuya existencia y valor presienten todos, instintiva y espontáneamente”.
Yo creo que ahí los africanos nos dan una lección; el occidente escéptico por el decreto de unos “sabios” no tiene una razón fuerte para sus decisiones mas que el vivir cada vez con más comodidades; es como un cuto que engorda más y más hasta que le estalla el corazón. África, carente de muchísimas de nuestras comodidades, sabe al menos para qué está en el planeta, y una generación y otra se acompañan en la permanente presencia de los antepasados y de una creencia en Dios que es un principio de esperanza.
Occidente mira desde su “ilustración” y “ciencia” con la tristeza del que no tiene futuro porque no cree en nada, mientras que esos pueblos, desde su “sabiduría”, aunque en su “pobreza” pueden estallar en una alegría sincera porque creen en todo.
frid.
martes, septiembre 12, 2006
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