Autora: Carmen Mª Rodríguez, 6º B.
Bien es sabido que, normalmente , cada pueblo tiene una reina o patrona, bien, pues en un pueblo, llamado Linares, hubo un tiempo en el que se quedó sin patrona, y ahora veremos por qué.
En un pueblo de la provincia de Jaén, llamado Linares, había una muy comprensiva, alentadora, protectora... y que siempre ayudaba a todos sus fieles, era la Virgen de Linarejos. Un día, esta virgen, un poco aburrida estar siempre, allí arriba, en su pedestal, siempre observando y ayudando, decidió cobrar vida y convertirse, en una niña pequeña, como todos los chiquitines que iban a rezarle, quería ser realmente su amiga ,y , con la ayuda de esos niños, intentar mejorar el mundo. Fue extraordinario, con sólo desearlo, ¡PLAF!, se convirtió en una pequeña niña, con los ojitos color castaños y con un ligero toque de picardía, de dulzura y de comprensión. Se bajó corriendo del pedestal y fue corriendo a buscar a esos niños. Los encontró jugando en las cercanías de la estación de tren, y le preguntó sus nombres, se llamaban: José, Pedro, Juan y Carlos. Uno de ellos, Juan, el más preguntón, le dijo:- ¿Y tú cómo te llamas? Y ella, calló en la cuente, de que no sabía su nombre, - ¡Linarejos! Respondió ella con soltura, pensando en el primer nombre que se le ocurrió. Y entonces, José propuso: ¿Por qué no jugamos a las guerras? Y Linarejos, ofendida, dijo:¿Y por qué no, a que salvamos al mundo de las guerras?-Dijo-¡Es una muy buena idea!- respondieron todos a coro. Y Lina, como la llamaban ellos, poco a poco, fue convirtiendo el juego en realidad, por ejemplo, si pasaba una anciana que iba cargada con la fruta, el carro, el bolso...le cogían algunas bolsas y se las llevaban a su casa, y así sucesivamente. Pero lo que Linarejos no se había dado todavía cuenta, era de que, el pueblo, sin patrona, era un auténtico caos, porque por muy niña que ella se creyese ser, en realidad ella era la patrona, la luz y guía para el pueblo, y eso no lo podía cambiar por mucho que quisiese, además, los ciudadanos y el alcalde Linarenses, pensaban que la imagen de la Virgen la habían robado algunos vecinos de un pueblo cercano, por envidia, y empezaron a chincharles. Pero Linarejos no se había dado cuenta de eso, ella seguía jugando con sus amigos sin enterarse de nada de lo que ocurría en el pueblo.
Pues bien, llegó la noche, y claro, todos los niños se fueron a dormir a sus casas, pero Linarejos donde se iba, ¡si ella donde único había dormido siempre era en el santuario! Entonces cuando se dio cuenta de que su único y verdadero hogar era el santuario, su pedestal, y sobre todo, guiar a su pueblo hacia el camino del bien. Retomó hacia la ermita, y una vez allí, encima de su pedestal, sintió que volvía a ser ella.
Al día siguiente, José, Pedro, Juan y Carlos, buscaron a su amiga por todos los sitios del pueblo, hasta que una corazonada, los guió hacia el santuario, allí vieron a la Virgen, y tuvieron el presentimiento, de que aquella era su amiga, su mejor amiga, y se dieron cuenta, de que a la Virgen no sólo hay que ir a rezarle y a pedirle cosas, sino que hay que hablar con ella, e intentar hacerse amigos suyos, por lo tanto, esos cuatro niños, entendieron ese mensaje de amor que la Virgen siempre nos está enseñando, pero que no siempre queremos aprenderlo.
FIN
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