Muchas veces son los padres de la embarazada los que no dan la solución sino que van por el atajo fácil. Ahí no ha pasado nada. Pero se ha cometido un asesinato. Ahi se producen dos víctimas. El hijo y la madre. Ver You Tube.
Para curar los traumas lo mejor es reconocer lo hecho y pedir perdón a Dios. La solución adecuada es asumir el hecho, optar por la vida. "No era una semillita", "no, mi amor, qué te voy a decir, se salió en pedazos". Y esa segunda opción es la verdadera: qué pena, murió destrozado.
El alma es la que sufre y la que está pidiendo que la perdonen. Dios ¡sí perdona!
sábado, noviembre 25, 2006
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