Por: Javier Peña
Ayer estuve en Barcelona y en medio de un bosque de frases electoralistas que oscurecían la sensatez, salió el sol. Un sol radiante que supera en luminosidad y en calor al astro rey, porque tiene su origen en la grandeza humana.
Ayer estuve en Barcelona y en medio de un bosque de frases electoralistas que oscurecían la sensatez, salió el sol. Un sol radiante que supera en luminosidad y en calor al astro rey, porque tiene su origen en la grandeza humana. Una nobleza, tan difícil de descubrir en estos días, que anida en el corazón y hace buenas todas las cosas. Ayer nos acercamos al hombre. Filósofo, ideólogo, guía espiritual… Jordi Peix ha sido y es el instigador de los Bancos de Alimentos en España y en Europa, porque tomó agua prestada y la convirtió en un manantial de efectos saludables que fertiliza nuevos campos y regenera los antiguos. El compañero de todos y el amigo de los que trabajamos a su lado, que ayer fuimos a celebrar dos décadas de un trabajo persistente y bien hecho. Una labor, difundida por toda nuestra geografía, que da cohesión. Jordi ha tirando y empujando la transpaleta que simboliza la tarea diaria del voluntariado. Jordi es un ser humano en toda la amplitud de este concepto, marcado por una enfermedad grave, ennoblece nuestra condición social. El puso su mano sobre el arado de la misericordia y mantiene abierto el surco que hace posible la transferencia de nuestras mejores capacidades y actitudes para que todos gocemos de la riqueza que encierra nuestro espíritu. Comenzando por la entrega del alimento cotidiano, hasta dar lo que cada uno posee, toda su persona. No es el alimento lo único que origina el hambre de nuestros hermanos y el único bien que se despilfarra; es el servicio y la entrega que hacen posible la convivencia, lo que despilfarramos. Ayer se caracterizó por la espontaneidad del encuentro y por la atracción del amigo que nos ha contagiado con un don, el de ser felices con un sacrificio que ha ido creciendo y multiplicándose como respuesta a la demanda de nuestros semejantes. Fue como una gran tarta sorpresa, llena de testimonios y de afectos, que ensancha las fronteras de lo humano y mitiga los errores. Ayer amaneció como cualquier otro día, en el que se puede acentuar lo que nos une o lo que nos diferencia. Asistimos a una misa en catalán y la seguimos con ciertas dificultades, paseamos junto a jóvenes que hacen gala de la contracultura, nos zambullimos en la heterogeneidad de razas y costumbres, mientras discurrían por las ramblas, al son de un mismo trinar de pájaros y del lenguaje común de los mimos… Ayer, junto a una representante europea y amiga, descubrimos que no es la confrontación la que nos caracteriza, porque estábamos radiantes y todo se veía con el optimismo y la alegría que invaden a un corazón enamorado. Javier Peña Vázquez Vicepresidente de la Federación Española de Bancos de Alimentos
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