Hoy he estado recibiendo una obra pública en Navarra. Ahí la persona que me ha explicado lo que se ha hecho es una ingeniero de telecomunicaciones que vive en Pamplona. Pero no es eso lo que iba a decir... sino que si tú, lector, la conocieses conectaríais enseguida.
Con un sentido común aplastante hablaba del optimismo necesario para la vida. Es mujer y se entiende que dijese que al mirarse al espejo se espetase "guapa"... y luego afrontaba la vida familiar con una sonrisa y tirando del hogar hacia arriba. Supongo que su marido se lo dice a menudo.
Pero me dije que ese modo de enfrentarse con el día tiene mucho de sabiduría. Yo, varón, me diría, "ale valiente" e iría con la ilusión del que va a hacer todo el bien que pueda ese día regalando alegría.
En el fondo no es muy distinto de lo que oí a un amigo mío que tuvo que llevar escolta por el asunto ETA sobre cómo afrontaba la situación. Al principio con algo de miedo, pero luego aceptando el reto, se proponía llenar ese día como si fuese la última oportunidad de hacer lo que tenía que hacer en cada momento. Me cuenta que la experiencia valió la pena y recuperó la paz y las ganas de luchar.
Así ¿quién pensaría en quitarse la vida, por muy limitadas que tuviese sus facultades? Y esto es lo que me ha sujerido ver el blog de Alicia.
El mundo sería mejor si alimentasemos cada minuto las ganas de vivir viendo que es vida y, vale la pena, el sonreir a un niño, el ayudar a cruzar la calle a un anciano, el levantarse para que se siente esa madre con niño en "cassete", en definitiva... gozar viviendo y ayudando a vivir. Levantándonos cada mañana para decir a cada uno de nuestros amigos y conocidos ¡qué bien el que existas!
miércoles, mayo 17, 2006
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